Cuando en mi juventud vi (contemplé) algunos filmes de Stanley Kubrick quedé profundamente impactado; desde las primeras escenas percibí que no estaba viendo películas al uso, sino algo completamente diferente. Era como contemplar cuadros dinámicos en los que se narraban historias, puras obras de arte producto de un genio. Realmente era el arte total. Dicen que era muy duro trabajar con el maestro, no es de extrañar, pues éste buscaba la perfección casi obsesivamente. El resultado admite pocas dudas.
Y en las películas de Kubrick las luces y la música juegan un papel esencial, no son meros acompañantes. Sin ellas hablaríamos de buenas películas pero tal vez no de obras de arte.
Barry Lyndon es buen ejemplo de esto:
Gracias por recordarnos esta magnífica banda sonora de la que es, en mi opinión, sin duda la mejor película de Kubrick (con todos mis respetos para 2001, que nunca me convenció). Brillante la pieza de Schubert,y encantadora Women of Ireland. Un disfrute.
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